Siendo considerada actualmente por la crítica literaria como la poeta viva más relevante de las letras anglosajonas y recibiendo el año 2020 el Premio Princesa de Asturias de las Letras, no es sorpresa que la obra de Anne Carson (Toronto, 1950) sea cada vez más traducida a diversos idiomas. En el caso del español contamos, a la fecha, con los títulos Hombres en sus horas libres (Pre-Textos, 2007), La belleza del marido (Lumen, 2013; Bisturí 10, 2020), Decreación (Vaso Roto, 2014), Eros. Poéticas del deseo (Dioptrías, 2015), El ensayo de cristal (Cuadro de Tiza, 2015), Albertine. Rutina de ejercicios (Vaso Roto, 2015), Variaciones sobre el derecho a guardar silencio (Cuadro de Tiza, 2016), Autobiografía del Rojo (Pre-Textos, 2016), Red Doc> (Trilce, 2017), Tipos de agua. El camino de Santiago (Vaso Roto, 2018), Nox (Vaso Roto, 2018), La caída de Roma (Alquimia, 2018) y el poemario que hoy nos convoca —y quizá algunos más de los cuales no nos hemos enterado en la librería. Además de poeta es traductora, ensayista y docente de literatura clásica y comparada. A continuación, entregamos tres poemas de su libro Charlas Breves editado el año 2018 por Bisturí 10, bajo la traducción de Ezequiel Zaidenwerg, edición la cual incluye los textos en su idioma original en cada pie de página.
Charla breve sobre las esperanzas
Pronto espero vivir en una casa totalmente de goma. Imaginen
qué rápido podría pasar de un cuarto a otro. Basta con rebotar
y ya llegaste. Tengo un amigo al que en la guerra una bomba
incendiaria le derritió las manos. Ahora, una vez más, aprenderá
a pasar el pan a la hora de la cena. La vida es aprender. De hecho
espero invitarlo esta noche. Aprender es del mismo color que
la vida. Él dice cosas como esas.
Charla breve sobre Van Gogh
La razón por la que bebo es para entender el cielo amarillo el
gran cielo amarillo, dijo Van Gogh. Cuando contemplaba el
mundo veía los clavos que clavaban los colores a las cosas y veía
el dolor de los clavos.
Charla breve sobre caminar para atrás
Mi madre nos prohibía caminar para atrás. Así caminan los
muertos, nos decía. ¿De dónde habrá sacado esa idea? Tal
vez de alguna mala traducción. Los muertos, finalmente, no
caminan hacia atrás, sino más bien detrás de nosotros. Carecen
de pulmones y no pueden llamarnos pero les encantaría que
nos diéramos vuelta. Son víctimas del amor, muchos de ellos.